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LAS VIAS QUE CONDUCEN A DIOS
Benedicto XVI nos invita a la reflexión (1) y dice: Todo ser humano lleva en lo más profundo de si mismo el deseo de Dios. “La iniciativa de Dios precede siempre a cualquier iniciativa del hombre”. Y en el caminar hacia El. “es El el que primero nos ilumina, orienta y guía, respetando siempre nuestra libertad” y esperando siempre nuestra respuesta. “Hay vías que pueden abrir el corazón del hombre al conocimiento de Dios” “Dios no se cansa de buscarnos, es fiel al hombre que ha creado y redimido y permanece cerca de nuestras vidas porque nos ama”. Frente a la ausencia de Dios en nuestra sociedad y, como resultado de la reflexión natural y, de la misma fuerza de la fe, el Papa señala tres vías que nos ayudan a caminar hacia Dios: el mundo, el hombre y la fe. La primera: el mundo. San Agustín dice: “Interroga a la belleza de la tierra, del mar, del aire… interroga la belleza del cielo… interroga a todo lo que nos rodea. Todo te responderá, mira y observa que hermosos somos. Su belleza es como un himno de alabanza… ahora bien, estas criaturas tan hermosas, pero a la vez tan cambiantes, ¿quién las hizo, sino Uno que es la Belleza que no cambia? (sermón 241). Albert Einstein dijo: “En las leyes de la naturaleza se revela una razón tan superior que todo el pensamiento racional y las leyes humanas son, comparativamente, una reflexión muy insignificante”. Un camino, pues, que conduce al descubrimiento de Dios es contemplar con ojos atentos la creación. La segunda: el hombre. San Agustín dice: “Dios está más cerca de mi que yo mismo” y añade: “no vayas fuera de ti mismo, vuelve a entrar en ti mismo; en el hombre interior habita la Verdad”. “Corremos el riesgo de perder, en el mundo ruidoso y disperso en el que vivimos, la capacidad de pararnos y mirar en lo profundo de nosotros mismos y leer esa sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y nos lleva hacia Alguien que la puede colmar. El Catecismo de la Iglesia Católica dice; “Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de la conciencia, con su aspiración al infinito y a la felicidad, el hombre se pregunta sobre la existencia de Dios” (nº 33). La tercera via: la fe. La vida de fe nos ayuda a encontrar a Dios. El que cree está unido a Dios, está abierto a su gracia, a su ayuda, a la fuerza de Su amor. La fe, de hecho, “es el encuentro con Dios que habla y actúa en la historia y que cambia nuestra vida cotidiana, transformando, en nosotros, mentalidad, juicios de valor, decisiones y acciones. Lo principal en todo ser humano es su encuentro con Dios, en Cristo Jesús. El cristianismo, antes que una moral o una ética, es el acontecimiento del amor, es el acoger la persona de Jesús, “verdadero camino que conduce a Dios”.
Abril 2013 Benedicto XVI. Audiencia General Miércoles 14 de Noviembre de 2012
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