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EL MAL
El mal es la ausencia de bien. Es la ruptura del orden y la armonía que Dios deseó al establecer las leyes de supervivencia del Universo. Dios lo pensó e hizo bien, pero la libertad del hombre rechaza este bien pensar y bien hacer, se enfrenta a Dios y sus leyes, y… el bien deja paso al mal Dios es el bien absoluto, supremo: Es el Bien. Si el hombre aparta a Dios de el, de su familia, de la sociedad… deja paso al mal. Si no contamos con Dios, si lo ignoramos, el mal se enseñorea.
Al crear el Universo Dios establece unas normas para la supervivencia de la materia y de los seres vivos. Son maravillosas las transformaciones y adaptaciones de las criaturas a través del tiempo y de los espacios. Para el hombre, las normas razonables de convivencia están inscritas en su conciencia, y Dios las explicitó en el monte Sinaí. Estas normas encauzan la vida del hombre, y le garantizan la bondad y la paz.
Como resultado de miles y millones de decisiones a través de generaciones, en el mundo hoy campea el mal. Ahora, como siempre, el hombre puede elegir entre múltiples posibles respuestas a cualquier problema, y esa elección repercute a otros y de estos a otros. El mal que ahora encontramos nos viene de lejos… y el bien, también. Y eso es la constatación de la fuerza de la libertad humana y del Amor y Respeto de Dios hacia la humanidad.
¿Cómo hay tanto mal en el mundo?. ¿Si Dios es bueno y todopoderoso, por qué permite tanto mal?. Este pensamiento ha aflorado en la mente de los pueblos de todos los tiempos. Sí, Dios es Todopoderoso y no paraliza el mal. ¿Por qué? Se pueden señalar algunas razones: a) Dios no quita ni anula la libertad de ningún hombre; la libertad es un don que le dio con amor. b) Al respetar la libertad reafirma Su omnipotencia, que creó esta libertad y la conserva. c) Quiere ser amado por seres libres que puedan elegir. d) Como Dios ama al hombre, Su Omnipotencia ha creado múltiples medios con los que ayudar a la libertad del hombre para que elija bien. e) Dios no “deja” al hombre desamparado frente al mal. Espera la actitud libre del ser humano y, si éste cuenta con El, y acude a El, Dios le ayuda con Amor y Poder, y le ayuda a conseguir lo que realmente es bueno, aunque el hombre no lo vea ni entienda. Dios “no puede” ayudarnos en perjuicio nuestro ni de nadie. f) El elegir lo que lleva a todo el universo hacia Dios, es el sentido de la vida humana y el deseo de Dios.
Dios no quiere el mal. Dios nos hizo libres y conserva nuestra naturaleza humana en su integridad: no nos quita la libertad, pero nos ayuda a obrar el bien dándonos la conciencia, la razón, los sacramentos. Recordemos que la Redención de Cristo nos ganó la condición de hijos de Dios.
Dios conoce nuestra debilidad. Dios da al hombre los medios para vivir en bondad. Aprovechemos esas ayudas y recemos juntos: “no nos dejes caer en la tentación y líbranos de todo mal”.
Mayo 2009
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