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EL SENTIDO DE LA VIDA
¿Por qué nací? ¿Qué hago en medio de esta familia, de esta sociedad, de esta fábrica, en este pueblo, en este barrio, en este mundo? Somos el desarrollo de una fecundación “casual”. Millones de espermatozoides y millones de óvulos no se unieron pero, entre muchos encuentros, uno fue el origen de mi ser. Mi espíritu es la mirada amorosa de Dios, es Su don con el que hizo persona aquella semilla.
Agradezcamos a los que nos engendraron porque consintieron en nuestra llegada, querida por Dios, pero recordemos que ellos libremente pudieron ahogarla. Y aquí estamos: débiles, indefensos, dando dolor, preocupación, trabajo… y todo lo que nos rodea nos ayuda, ya que necesitamos de todos y no damos nada a nadie: Sólo felicidad a los que quieren amarnos porque ¡qué felices son dándonos cariño!
Dios ama al hombre y tiene el proyecto de que siendo buenos humanos vivamos con El para siempre. Este es el sentido de nuestra vida; “ser buenos humanos”. ¡Qué gran destino!. Nacemos enriquecidos con el don del Espíritu; vivimos en libertad y ya no volvemos a la nada; nuestro espíritu es inmortal. Dios así lo ha dispuesto y nos espera. Somos humanos-hijos de Dios redimidos por Cristo.
Conscientes de nuestra situación y valor (hijos del Creador) nos preguntamos ¿para qué? Si reflexionamos aflora la respuesta: Dios espera, como todo padre, que el hijo consciente y agradecido le tenga presente, le escuche, le haga caso, que su actitud sea positiva todos los instantes de su vida. Espera que cada uno, en “su vida”, en “su situación”, en “cada momento”, tenga una actitud de hijo de Dios: amar al Padre y a los hermanos. No hay dos vidas iguales pero todas transcurren bajo la mirada amorosa de Dios, que “espera” nuestra libre respuesta, nuestra libre y adecuada actitud.
Si alguien me da una bofetada yo puedo responder de múltiples maneras… Dios espera que actúe como buen humano, como hijo de Dios. Si tengo un éxito, una alegría, puedo acordarme de El y darle gracias porque me ayudó, o puedo olvidarme de Su existencia y vivir mi vida como dueño y señor de ella. Soy libre.
Las circunstancias que nos rodean definen nuestra vida en cada momento. Nuestra actitud, en cada caso, es lo que nos hace humanos porque libremente elegimos la actitud mejor, y la elegimos con la ayuda de la conciencia y nuestra razón. Dios espera que nuestra eleción sea de buen humano, de hijo de Dios. Si es así le damos gloria y nos encamina hacia El. Su Amor y Su Redención han sido útiles.
El sentido claro de nuestra vida, de cada niño, joven, hombre, mujer, anciano, es “en la presencia de Dios” elegir frente a “cada situación” , la actitud humana que más agrade a Dios. Dia a dia, año tras año, con la ayuda de Dios iremos caminando hacia El. Seremos buenos humanos. Al término de esta vida caduca, nos encontraremos con una nueva vida inmortal. Dios nos ayuda aquí para que podamos estar con El para siempre. ¡Qué programa tan sublime!
Mayo 2009
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