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LA RESURECCION
La Resurrección es un hecho histórico que el hombre acepta con ayuda de la fe. Es un hecho que aviva nuestra esperanza e ilumina nuestro futuro. Los cuatro evangelistas recogen los repetidos anuncios que hizo Cristo de su muerte y resurrección: (Mateo XVI, 21), (Marcos VIII, 31), (Lucas IX, 22) y (Juan II, 19-22). Jesús repite: “Es necesario que el Hijo del hombre padezca, sea condenado, muera y resucite”. Habla de la resurrección con Pedro, Santiago y Juan, seguramente los discípulos más preparados, pero ellos tampoco entienden y el evangelista dice: “Andaban discurriendo entre sí qué quería decir Jesús con aquellas palabras” (Marcos IX, 8-9). Luego la resurrección es anunciada en Galilea (Mateo XVII, 21-22), (Marcos IX, 29-31) y (Lucas IX, 44-45) y, más tarde, cuando se acercan a Jerusalén para celebrar la Pascua, Jesús de manera explícita menciona su inminente muerte y resurrección (Mateo XX, 17-19) (Marcos X, 32-34) y (Lucas XVIII, 31-34) Y se cumplen las predicciones y Jesús es entregado en manos de los gentiles, encarnecido, azotado, escupido… y le dan muerte y al tercer dia Resucita (Juan Caps. XVIII, XIX, XX, XXI)
Dios creó la materia, la energía. Desde entonces la materia no se destruye, se transforma. La misma materia se presenta en distintos estados, como el agua. Las ondas van y vienen, vienen y van hace millones de años. Nuestro cuerpo se renueva continuamente, y siguiendo leyes inmutables todo el universo cambia constantemente. Benedicto XVI nos dijo el Sábado Santo del 2006 que “la resurrección no es la reanimación de uno que murió, no. La Resurrección de Cristo “es la mayor “mutación”, el salto más decisivo hacia una dimensión totalmente nueva, jamás producido en la larga historia de la vida y de sus múltiples desarrollos; un salto de un orden completamente nuevo, que nos afecta y atañe a toda la historia”.
Cristo fue el primero que resucitó. Se presentó delante de sus contemporáneos, les habló, comió con ellos, y su cuerpo era ágil, sutil e impasible. Les decía, “La Paz sea con vosotros. Soy Yo, no temais”. Hay que leer las narraciones de San Mateo (Cap. XXVIII), de San Marcos (Cap. XVI), de San Lucas (Cap. XXIV) y la del apóstol San Juan (Cap. XX) Jesús consuela a sus amigos y se muestra como Resucitado. Después de la Ascensión, Cristo está con Dios, revestido de su cuerpo humano resucitado Dios puede “agrupar” en Su presencia a todos los espíritus humanos creados por El, a través de los siglos, todos “vestidos” con su cuerpo resucitado. Podemos preguntarnos: ¿En el universo “cabrán” los cuerpos resucitados de tanta humanidad?.- ¡Claro, es que ellos son universo! Dios ha hecho y hace tantas maravillas que es posible creer en una más, aunque sea para nosotros realmente muy extraordinaria. ¡Gracias!: Cristo dignificó nuestra raza.
Marzo 2009
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